“Bausen” es un municipio del
Valle de Arán, en castellano (Vall d’Aran, en catalán; Val d’Aran, en aranés o Vath d’Aran, en occitano, lengua del S. de Francia, de la cual proviene).
Limita con los municipios araneses de
“Les” al S., y
“Canejan”, al E.; así como con las poblaciones gasconas de Francia de
“Luishon”, al O. y
“Hòs”, al N.
No está de más recordar que el antiguo nombre de la población, documentado en antiguos documentos de la Edad Media, era
“Balsen” o
“Bolson”, lo que significa :
“territorio del oso”.
“Bausen”, el último municipio antes de llegar a la frontera francesa, es el pueblo más septentrional de Catalunya. Está situado a 930 m. de altitud y cuenta con una población que apenas llega a los 60 habitantes, pero aún conserva el encanto de la arquitectura de la zona, con sus casas tradicionales aranesas.
Desde el encantador pueblo de
“Bausen” llegaremos a un bosque de hayas milenarias que parece salir de un cuento de hadas : el
“Bosque de Carlac”.
Una bella historia de amor : el cementerio de TeresaEra un tiempo en que en el pueblo de Bausen se enamoraron una pareja de jóvenes a principios del siglo XX. Sus nombres eran Teresa y Francisco (Sisco). De tal modo que decidieron casarse y fueron a hablar con el capellán para solicitarle el obligado permiso.
Éste les advirtió que, dado que eran parientes – parece ser que primos – no era posible consagrar el Sacramento sin obtener una dispensa que debía ser emitida por el Papa de Roma. El proceso era costoso (25 pesetas de principios del siglo XX, que equivaldrían a unos 2.500 € del año 2.023) y debía ser sufragado por los jóvenes o sus familiares.
Los dos amantes eran campesinos. Hijos de familias con pocos recursos. No tenían dinero ni posibilidades de obtenerlo. Después de consultarlo con sus familiares decidieron irse a vivir juntos, haciendo casa en el pueblo con la aceptación de vecinos y familiares. Así iniciaron una vida sencilla, dura y con escasas alegrías, llena de expectativas, típica de las gentes de aquel territorio fronterizo y áspero. Pero estaban juntos y de su unión surgieron dos hijos : Cándido y Valerosa. Eran una pareja más del pueblo, afectuosos con los suyos y atentos con los vecinos, con quienes compartían sus esperanzas y desventuras.
Pero, como dice el dicho :
“la alegría dura poco en casa del pobre”. Teresa cayó enferma al cabo de unos años y, pese a las atenciones de Sisco y su gente, murió. El afligido Sisco se dirigió al capellán para hablar del entierro de Teresa en el pequeño cementerio del pueblo y la misa de difuntos. El mismo sacerdote que les había negado la boda – con rencor y un punto clasista – se negó a que el cuerpo mortal de Teresa fuera enterrado en lugar sagrado. Ellos dos habían vivido en pecado y Teresa no podía beneficiarse del privilegio de ser enterrada junto a sus familiares y vecinos ya difuntos, afirmaba el religioso. ¡Y no había más que hablar!.
Los vecinos del pueblo de Bausen se llevaban las manos a la cabeza. En una reacción colectiva que les honró, todos a una, se dirigieron a un claro alejado unos centenares de metros del pueblo. Y en una sola noche, haciendo tarea en común y con la fuerza que la dignidad da, levantaron un viejo y humilde cementerio únicamente para Teresa. Y – casualmente o no – lo hicieron en un lugar espléndido, con el Valle de Arán a sus pies y con la vista al macizo de la Maladeta y el Aneto (máximas cumbres del pirineo).
A los pies de una acacia hoy encontramos la tumba con la inscripción que Sisco hizo gravar :
“A mi amada Teresa, que murió el 10 de Mayo de 1.916 a la edad de 33 años”. De forma regular, flores de vivos colores adornan el lugar y aún, hoy día, cierto día del año aparecen flores frescas en su tumba.
Sisco y los dos hijos del matrimonio, se vieron obligados a exiliarse, abandonando su pueblo y a la esposa y madre, a causa de la Guerra Civil, partiendo hacia la vecina Francia. Desde el 18 de Septiembre de 2.020 ha sido declarado
“Bien de Interés Local” por el Consejo General de Arán (órgano gubernativo del Valle de Arán). Se trata del único cementerio civil del valle. Únicamente se opuso a esta declaración un partido político de inspiración demócrata cristiana.
Y es que algunos aún no se han apercibido de que allí donde hay amor, no debe haber rencor.
Espero os haya gustado esta tierna y hermosa historia.
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Miquel Rubio.
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