En vista a los preparativos para un viaje a Olleros, pues aqui un relato anecdotico respecto al descubrimiento del sitio de 3 Ventanas, que se hizo partiendo en una Land Rover.
Relato Anecdótico del hallazgo de las Cuevas de Tres Ventanas de Chilca
Un acontecimiento muchas veces de trascendencia va precedido de una antesala de casos y hechos que colindan en lo anecdótico, el fondo de mi relato sucedió allá en el año de 1966 siendo los primeros días del mes de octubre lógicamente llevado por la obligación de mis funciones de Campo en el entonces Instituto de Antropología de la U.N.A. que me encomendaban proseguir las labores exploratorias del sector andino de la cuenca de Chilca.
Premunido de los elemento logísticos necesarios y tomando el confortable como recién estrenado Land Rover, emprendí mi viaje en grata compañía de mis colegas Apolonio Lino y Gregorio Huallparuca. Después de desplazarnos fácilmente por la Panamericana Sur hasta el valle bajo de Chilca, ingresamos a la amplia quebrada en dirección Este, cruzando los desérticos tablazos de Parca, más la sucesión de estancias de Santa Rosa, La Palma, Capto, centros "tuneros" por excelencia, Lliki Llaca sitio pintoresco apacible con familias entregadas a la producción de Vasijas de barro. Finalmente después de atravesar el sector de Cuculí, llegamos a Piedra Grande, último tramo de carretera, lugar de activa concentración comercial de la zona.
Tornado el descanso prudencial el día 6, con las mochilas bien apertrechadas y equipo de exploración, emprendimos la marcha bajo un sol radiante con paso firme al compás de nuestro "taimado" burro alquilado en Piedra Grande, logramos salvar la encañada de Wankasica, proyectándonos después por la escarpada pendiente del cerro Liguán, llegando pasado el medio día al poblado de Calabuaya, centro importante ganadero como agrícola cuyos habitantes que a la sazón se encontraban en los arrestos finales de una estupenda fiesta celebrada días antes. Ante la marcada curiosidad de los lugareños atravesamos el poblado, tomando el camino real, escalamos al cerro Antival, como la ruta era sumamente accidentada conspiró para desvincularme totalmente de mis colegas "perdiéndome" en la oscuridad de la noche, guiado por las tenues luces del ignoto Mayama arribe a este Villorrio, de pocas familias ganaderas de puna.
Aprovechando la innata hospitalidad, aquí pase la noche. Al día siguiente 7 de Octubre con la preocupación en mi mente de mis extraviados compañeros, abandone Mayama con dirección a San Lázaro de Escomarca, pueblo de marcada actividad comercial y paso forzoso de todo viajero de Lima e intermedios a Huarochirí. Después de apaciguar aquí mi hambre, proseguía mi solitaria andanza, anotando todo lo útil que signifique para mi accidentada exploración. Al bordear por el flanco este del cerro Condorcoto, y llegado a Colpayunco, por "corazonada" o intuición desconocida, y entusiasmado por el hilo de agua que discurre por allí, me interne por la desembocadura de una quebrada expandida, caminando unos kilómetros ya por los altos rocosos, logre divisar a la distancia, tres agujeros con apariencia de abandonadas “bocamina” refundidos entre las peñolerías.
Desde este instante mi ansiedad se acrecentó súbitamente, atravesando el abra del Yayama, escale desenfrenadamente cual marcha de campaña, llegando al sitio fue ¡grande! mi sorpresa, cuando al pie de las espectaculares cuevas, se encontraban yacentes, esperando por milenios una visita intencionada, decenas de puntas de "flecha", raederas, percutores, yunques etc. etc. mi ánimo de exaltación llego al clímax y exclame conmigo mismo "que alguna vez había soñado con ese cuadro", pero me apenaba no compartir mi alegría, con mis perdidos compañeros. Tomando la serenidad necesaria, empecé la tarea de auscultar el interior de cada cueva que miden entre 19 y 22 metros de profundidad, con aproximadamente 5 metros de diámetro en sus ingresos. El contenido de las cuevas representaba una excelente acumulación estratificada de basura, de ocupación humana de "cazadores y recolectores" de hace 10,500 años, conjuntamente que las grutas de Kiqché, del mismo territorio.
Los trabajos posteriores a este hallazgo, se materializaron en excavaciones y documentación sistematizadas, logradas en varias temporadas de trabajo del año 1967, resultados de los cuales salieron publicaciones preliminares que estuvieron en circulación.
Bernardino Ojeda. E.
Datos Turísticos
A quienes no le guste alejarse mucho del carro, irán a Chilca y sus alrededores para ir descubriendo los monumentos arqueológicos (ruinas junto y cerca del pueblo), históricos (la iglesia franciscana, el pueblo) y geográficos ( las salinas, la playa, etc). Sirven como guía la hoja Mala 26-j de la Carta Nacional 1:100,000 del Instituto Geográfico Militar y los vecinos de Chilca.
Excursiones hacia la quebrada adentro pueden ser realizadas a través de la carretera de penetración desde el Km. 63 de la Panamericana Sur o vía Cieneguilla-Langa-San Lázaro de Escomarca (o Sto. Domingo de los Olleros). Para ambas variantes se recomienda el estudio previo del recorrido en las hojas Lurín 25-j y Huarochirí 25-k de la Carta Nacional.
A continuación algunos datos útiles para el viaje a la cabecera de la quebrada de Chilca vía Langa. Duración del recorrido en auto: 4 horas para llegar a Escomarca y 5 aproximadamente para Sto. Domingo. La Pista vía Tinaja está en abandono, en la parte alta no-transitable. La carretera hasta Langa (2 ½ a 3 horas) está durante todo el año en buen estado, mientras el trayecto posterior sufre durante los meses de las lluvias fuertes (enero hasta abril). Durante este tiempo se tomá el ómnibus de la Empresa Pérez para Huarochirí, el cual sale los días domingo, martes y viernes a las ocho de la mañana de Cinco Esquinas (Barrios Altos). Para Sto. Domingo no hay un servicio regular. Las pernoctaciones se hará en carpa o en una bolsa de dormir, buscando refugio en uno de los dos pueblos mencionados o en caseríos / casa de pastores.
El viaje algo largo a la cabeza de la quebrada sirve para llegar rápidamente a las cuevas de Tres Ventanas y Kiqché y para aquellos caminantes, que quieren estudiar la quebrada, BAJANDO.
La normal vía de acceso desde Lima para la quebrada de Chilca está por la carretera de penetración desde la Panamericana. La pista está transitable durante todo el año, se llega desde Lima en 3 ó 4 horas fácilmente a sus finales (Huallanque o Piedra Grande) y existe una infinidad de posibilidades de hermosos paseos. Cuculí cuenta además con un hotelito.
De los atractivos para el visitante menciono: las plantaciones de tunas y su sistema de riego, las “fábricas” para vasijas, recipientes, ollas, etc. De barro: su elaboración hasta la cocción al aire libre, la feria semanal cada viernes en Piedra Grande, la mina de baritina “Balducho” (desvío detrás de Cuculí), ruinas por todas partes, hermosos caminos que llevan a ellos y a los pueblos actuales como Sto. Domingo de los Olleros, Matará, Chatacancha y Calahuaya y demás caseríos y estancias.
Recorridos circulares para caminantes acostumbrados (10 a 12 horas) pueden ser: Casa Rosada — Huallanche — Sto. Domingo — Yumpo — Matara — Piedra Grande — Casa Rosada; Piedra Grande — Matara — Chatacancha — Calahuaya — Piedra Grande. Un paseo un poco mas pacifico y a través de paisajes muy hermosos es el camino Piedra Grande — Matará ida y vuelta.
Los madrugadores pueden planificar una excursión de un solo día desde Lima según el siguiente itinerario: Lima — Chilca — Cuculí, — Casa Rosada — Huallanche en auto (3 a 4 horas). La subida a pie de Huallanche — Sto. Domingo (3 1/3 horas), la bajada Sto. Domin-go — Ruinas Cerritos — Huallanche (2 1/2 horas). Regreso a Lima. Esta Jornada de sacrificio y sudor se hará para gozar el aire puro y el paisaje maravilloso de la Yunga y Quechua, para estudiar un poco la vegetación y la arqueología de la zona y para probar su físico. La recompensa esta en recuerdos inolvidables y en un sueño profundo después.
Saludos,
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