Gracias Orlando y Freddy por las recomendaciones.
La semana pasada nos fuimos a dar una vuelta con unos amigos Landroveros por San Juan.
Les comparto el post que arme, espero les guste y que se pueda apreciar en las fotos lo que son capaces de hacer estas camionetas.
Travesía 2012
Tres camionetas en total, todas Land Rover: la Disco de Sergio, el Defender de Tito y mi Disco.
Sergio, Hugo y yo salimos el domingo de Pascuas después de compartir el almuerzo en familia. Sin parar hasta las afueras de San Luis donde hicimos noche en un pequeño hostal que nos brindó cama y ducha, nada más.
A la mañana siguiente después de un rápido desayuno salimos rumbo a Calingasta – San Juan - para encontrarnos con Tito que venía de participar de otra travesía. Tito nos sorprendió con la cabaña que alquiló, lo más lindo de Calingasta. Tito la ubicó y alquiló; y no sólo eso, nos estaba esperando con el almuerzo listo: preparó él mismo pollo con arroz!! Buenísimo!! Gracias Tito por la bienvenida que nos diste.
Por la tarde fuimos al centro de Calingasta a llenar tanques y hacer algunas compras.
Entre otras provisiones compramos también aceitunas, las mejores que hemos comido en años. Una vez terminadas las compras regresamos a la cabaña donde hicimos un asado que regamos muy bien con buen vino; otros lo regaron por error con detergente, jajaja.
A la mañana siguiente, martes, arrancamos rumbo al oeste primero por el Rio Calingasta y luego bordeando el Rio de La Totora, zona de minas y caminos tomados por esta gente que no sé cómo será pero parece que son los dueños de los caminos. Nosotros simplemente continuamos avanzando, no preguntamos ni nos detuvimos, esto nos permitió poder internarnos en la cordillera.
Continuando hacia el oeste ya sobre los 4.000 MSNM pasamos por el paso Cabeza de León donde tomamos la H26 hacia el sur; acá nos agarró una nevada que decoró aún más la belleza de la zona.
Casi al atardecer llegamos al Rio La Pantanosa donde armamos un muy buen campamento. Lentamente fuimos desplegando “El Equipo”, lo habitual como mesa, sillas, carpas, pero llevábamos a la estrella, un gazebo de 3 x 3 con sus respectivos costados que convirtieron un campamento en un lugar muy placentero; también arrancamos el generador e iluminamos a Sergio quien desplegó el disco y se puso manos a la obra: pollo y carne con arroz al disco, jajaja sin palabras. Para entender a lo que me refiero, hay que estar ahí, no se puede escribir lo rico que salió eso; después de una buena sobremesa a dormir.
Al levantarnos a la mañana siguiente, miércoles, nos encontramos que todo estaba congelado, desde los techos de las carpas hasta el agua que había quedado de la noche anterior, una helada de aquellas que terminó demorando nuestra salida ya que fue lenta la desarmada del campamento.
El propósito de este recorrido era unir Calingasta con Barreal pero por la cordillera; sabíamos que había unos 17 km destruidos y también muchas tranqueras y puestos mineros que intentarían cortarnos el paso. Bien, el miércoles sobre las 12 del mediodía cuando llegamos a “Camino Destruido” no podíamos dar crédito a lo que veíamos, es como si hubieran tirado una bomba atómica y las montañas se molieron en pedazos; intentamos por acá, también por allá pero no.
Ante la imposibilidad de pasar decidimos darle un giro al programa del día: como no pudimos pasar por ahí, desplegamos el campamento prendimos fuego y nos comimos un asado al sol disfrutando de la inmensidad y majestuosidad de ese lugar.
Mientras se cocinaba el asado Hugo dio clases de pesca con mosca, sacó varias truchas que posaron para las fotos y luego fueron liberadas muy hábilmente por Sergio.
Después del asado retomamos el off road, pero se percibía en el ambiente un poco de decepción por no haber podido pasar por “Camino Destruido” pero ¡¡¡oh sorpresa!!! mientras andábamos por ahí, nos cruzamos con un paisano de la montaña montado sobre su mula que estaba arreando un grupo de mulas cargadas con cajones de provisiones en dirección a la inmensidad de la cordillera. Amablemente se acercó a conversar con nosotros y nos sugirió tomar en dirección al rio Yeso continuando por Carnicerías, que por ahí encontraríamos pasada.
Volvió el espíritu al grupo y arrancamos siguiendo las indicaciones del paisano; no pasó mucho hasta que nos topamos con un puesto minero que nos impedía el paso, así que ahí nomas desplegamos el equipo “relaciones públicas” encabezado por Tito acompañado por Sergio quien registraba todo tomando fotos y nota de todo lo conversado. Luego de muchas idas y venidas y mucha presión ejercida por Tito nos dijeron “pasen y váyanse”, cosa que hicimos.
Este cartel me parece que cruza la raya: el “no permitir a la gente autóctona el pastoreo de su ganado” me parece que es mucho; en fin alguien permite estas cosas pero vaya uno a saber por qué.
Poco más adelante, en un camino de cornisa nos esperaba una camioneta cortando el camino. Un señor tomando mate y muy intransigente se limitaba a decir que él respondía a su empresa y las instrucciones recibidas eran no dejarnos pasar. Nuevamente Tito, teléfono satelital en mano, se comunica con las autoridades y explica la situación, muy hábilmente puso mucha presión sobre el personaje que tomaba mate hasta que finalmente decidió que lo mejor sería deshacerse de Tito y de estas tres camionetas, entonces nos dejó continuar. Fuimos escoltados hasta Carnicerías donde tomaron nota de nuestros documentos y datos de los vehículos; de ahí en más por las nuestras por sobre los 4.000 MSNM de noche y todo nevado.
Luego de varias horas de andar finalmente lo logramos, terminamos saliendo a la ruta y muy cerca de Barreal. Objetivo cumplido!!. Unimos Calingasta y Barreal por la cordillera.
Con mucha suerte en Barreal, encontramos una linda cabaña donde nos instalamos y armamos una buena picada, y mientras la disfrutábamos conversamos sobre los logros obtenidos pero también sobre que podríamos hacer con los dos días que aún nos quedaban para disfrutar.
Como buenos Cabrones no nos íbamos a volver a Buenos Aires desaprovechando el tiempo, así que hurgando en la computadora encontré unos tracks que saliendo de Barreal nos llevarían hasta San Juan pero por el Tontal. Con poca información pero tentados por la curiosidad decidimos intentarlo.
Jueves a la mañana completamos los tanques, compramos pan y en un descuido vemos que Sergio, nuestro chef oficial entra rápidamente al supermercado: “estará pensando en algún menu?” En fin. Arrancamos.
Por acá no es, por acá tampoco, intentemos más allá; tampoco. Así se nos fue la mañana, anduvimos por el cauce del Rio de los Patos de acá para allá tratando de cruzar unos cerros para encontrar una vía pero fue imposible; terminamos volviendo a la ruta para hacer unos kilómetros donde encontramos a Vialidad haciendo unos arreglos para lo cual habían sacado el alambrado así que por ahí nos metimos con rumbo a las antenas.
Un camino en muy mal estado, parte por el lecho de un río y parte todo roto; finalmente al atardecer llegamos a lo que pensábamos lo más alto de la zona, 3.900 MSNM, un espectáculo increíble: lo llamamos el fin del mundo. Sacamos fotos y decidimos desandar unos kilómetros para encontrar un lugar para armar campamento que esté por debajo de los 3.000.
Encontramos una tapera abandonada donde en el corral de los animales armamos a la estrella, “El Gazebo”, y alrededor todo el resto del equipo.
De pronto Sergio dice: “necesito las tres cocinitas, voy a preparar algo bueno”. Parecía ese programa de TV del cocinero Francis Mallman que tiene el Defender: un fuego por acá, cocinas a su alrededor, cuchillos, tablas; todo un lujo mientras los aromas abrían nuestro apetito. Picada de rigor, vinos y cervezas en abundancia.
El menú: tallarines al dente cubiertos con salsa de tomates frescos con hongos del Bolsón y estofado de carne. Jajajaj otra vez no se cómo describir el sabor de esto. Comimos hasta reventar, dejamos los platos apilados y nos dedicamos a la sobremesa, café, mantecol y buena conversación. Una cena de lujo.
A la mañana siguiente muy entusiasmados arrancamos rumbo al Cerro Filipango continuando al Cerro Pircas, todo sobre los 4.000 MSNM, por sobre lajas muy filosas que se llevaron dos de nuestras cubiertas, dejaron inutilizado un freno de una de las ruedas, una barra de dirección doblada, una barra estabilizadora también inutilizada y un manchón casi cortado, pero qué placer, qué lugares para hacer lo que nos gusta, esas subidas interminables que uno piensa son más de lo que las camionetas pueden pero no, una y otra vez repechan llegando a las cimas sólo para encontrarnos con otra nueva pendiente aun mayor; así pasamos todo el día dedicados a lo que más nos gusta en un entorno maravilloso.
Al atardecer regresamos a Barreal, nos acomodamos en la misma cabaña y fuimos a cenar a un restaurante para comentar el día y recordar los muy buenos momentos. Foto de rigor y a dormir.
Sábado sobre el mediodía comenzamos nuestro regreso, El chef Sergio recorriendo los negocios de artesanías que encontramos sobre la ruta; hicimos noche en Vicuña Mackenna y el domingo a la tarde todos llegamos de vuelta a nuestras casas sanos y salvos.
Una salida de lujo, todo en armonía y con ganas de disfrutar y pasarlo bien. El grupo siempre de buen ánimo y excelente humor, nunca un malentendido. Son los viajes en los que uno regresa lleno de satisfacciones y con ganas de repetir; qué suerte que podemos hacer estos viajes en tan buena compañía.
Mi especial agradecimiento a los compañeros de viaje y espero repitamos nuevamente. GRACIAS.
Espero les haya gustado el post!
Bonus Track, Homenaje a las camionetas
Ahora si, fin jajaja